El SOHC Spain de viaje a Coupes Moto Legende, Mullhouse y los Alpes con sus motos clásicas

El mundo de la moto clásica tiene adeptos incondicionales capaces de seguir ‘devorando kilómetros’ sobre sus entrañables monturas. Es el caso de los amigos del club SOHC Spain, un grupo de motoristas españoles que este año se han lanzado a la aventura de visitar el Coupes Moto Legende, un evento que reúne a los aficionados a las motos clásicas en la Europa continental.

El Coupes Moto Legende es una espectacular exposición de motos clásicas.

Esto es lo que nos han contado:

Por David Torrejón.

“Este año vamos a Dijon y Los Alpes con las clásicas”. Juan no dejaba lugar a dudas desde su entusiasmo habitual. “De camino tenemos el Museo Nacional del Automóvil de Francia, en Mullhouse”, añadí yo, que me va la marcha.

Así que asistimos como club al Circuito de Dijon del 27 y 28 para la concentración Moto Legende www.coupes-moto-legende.fr/ y luego nos dimos un garbeo pequeño de tres días por Los Alpes, pasando por Mullhouse, suficiente para quedarnos con ganas de repetir en 2024 (ya en planeamiento).

Vamos a los esenciales.

¿Por qué?

Coupes Moto Legende en el Circuito Dijon es uno de los mayores (si no el mayor) punto de reunión de amantes de las clásicas en Europa continental. Un evento muy bien organizado, donde los clubes son tratados con cariño y lleno de atractivos eventos, además de tandas continuadas para pasar dos días estupendos. Las tiendas de los clubes y los boxes son un auténtico museo vivo. Había pocos, muy pocos españoles. El que guste de tandas de circuito las tiene para prácticamente para cualquier clásica de cualquier época. Algunas son para pilotos con experiencia, algo más cañeras, pero ninguna es un “desfile”.

En los boxes se pueden ver impresionantes piezas de marcas como Ossa o Moto Guzzi preparadas para rodar en el circuito.

De camino a los Alpes queda el Museo Nacional del Automóvil de Francia en Mullhouse (https://www.musee-automobile.fr/ ), con una colección única de modelos Bugatti y otras muchas maravillas (F1 de los 30 a los 90). Precio muy razonable para lo que ofrece (el mismo que alguna feria de las de aquí, a la que se supone vas a comprar).

Y los Alpes, pues son los Alpes. Quedan a 200 km de Dijon y era una pena desperdiciar la oportunidad de tener un aperitivo alpino de tres días.

¿Quiénes?

SOHC Spain nació como un grupo dedicado a las Hondas monoárbol. Andando el tiempo estas son las más escasas y las que menos se mueven, prueba de la incongruencia de sus componentes. La diversidad es siempre mucho más divertida. Pero la afición por las clásicas sigue siendo el denominador común.

La carpa del SOHC Spain.

La mayoría somos veteranos, aunque hay algún bebé a bordo. Pero esto no creo que hoy sorprenda a nadie: el joystick mató al manillar.

¿Por qué en clásicas?

Primero, porque había que ir con clásicas a Dijon. Segundo, por convicción. Casi todo el mundo en nuestro grupo tiene alguna moderna y son pocos los que guardan menos de cuatro motos en su garaje (todo el mundo tiene “las que le caben” y alguno varias más por ahí repartidas). Las clásicas ofrecen el punto de romanticismo, pureza en la conducción, deporte e incertidumbre que nunca podrá dar una moderna. Sin ayudas, con pocos frenos, con suspensiones batalleras, pero con una carga de sensaciones que los veteranos valoramos por encima de la tecnología. También hay ventajas, como la posibilidad de arreglar casi cualquier avería con un mínimo de herramientas y conocimiento.

Fuimos con una Kawasaki KZ 1000 A1 (1977) , una Honda CB 500 S (1994), una Suzuki GR 650 (1982), Ducati Monster 800 (2007), Kawasaki Zephyr 750 (1992) y un cobarde con una Kawasaki K 650 moderna. Más muestras de congruencia.

A pista salieron la Kawasaki KZ 1000, más una Ducati 24 Horas (1974) y una Moto Morini 500 (1985) de circuito en sus respectivas categorías, que no rodaron por carretera.

Organización

Cualquiera puede organizar un viaje así con internet y un mínimo de paciencia. Clave fue que conseguimos una casa maravillosa por AB&B a 25 km de Dijon y a la que se llegaba por una carretera preciosa. Incluía sitio para dejar las motos y los remolques durante la excursión alpina.

Por el paso de San Gotardo.

Porque, sí, fuimos en furgonetas y remolques hasta Dijon. Desde esa casa en la Borgoña salimos para los Alpes en moto, dejando allí las de circuito. Para volver, las recogimos y volvimos a España también en cuatro ruedas. Además, tuvimos la suerte de contar con un buen samaritano que se hizo la ruta por los Alpes en furgoneta como coche escoba. Allí iba la impedimenta motera (ropa y herramientas) y, además, una clásica de repuesto, por si acaso (Yamaha SRX 600). Ya sabemos que nuestras clásicas son temperamentales.

Incidencias

Por supuesto, no tuvimos ninguna incidencia mecánica. Ni un mal pinchazo. Todos estamos seguros de que, si no hubiésemos llevado la moto de reserva, alguna habría habido. Los pilotos también aguantamos como campeones jornadas que en algún caso fueron de más de 12 horas con el culo en el sillín. En cuanto a la planificación, ahí la cagamos, pero bien. No contábamos con que muchos (casi todos) pasos de montaña previstos iban a estar cerrados a finales de junio (parece que hasta el 1 de julio no se abren, bien porque no se ponen a limpiarlos, o bien porque aún hay mucha nieve, o ambas cosas).

Esto nos obligó a rehacer la ruta y meternos entre pecho y espalda una super etapa desde Andermatt (mejor dicho, desde el muy recomendable albergue Piz Calmot sobre Andermatt), hasta Chamonix, donde teníamos hotel reservado, pasando por el viejo San Gortardo adoquinado (maravillosa experiencia), para entrar en Italia, volver a Suiza pasando el Simplon y llegar por fin a los Alpes franceses. Suena a mucho en cacharros de esa edad y pilotos pasando los 60, y lo fue, pero sarna con gusto no pica. Y para descansa, a medio camino hubo una estupenda comida a hora española (la de su cena, casi) que tuvieron a bien proporcionarnos en Borgnone, el último pueblo y el último hostal (Hostería Grutli) antes de entrar en Francia. Para que luego digan.

A tener en cuenta:

• La afición a las clásicas en Europa es fabulosa. Los boxes del circuito de Dijon eran para quedarse a vivir.

• Conviene sacar la “viñeta” para tener entrada libre a las autopistas suizas (no se puede entrar “a cachos”). Aunque la uséis poco, siempre te puede hacer un apaño ante cualquier situación inesperada. No la sacamos y nos arrepentimos (esperábamos alguna “receta” de la policía suiza, pero solo nos llegó -a mí, que piso huevos- una de la francesa por un exceso de velocidad ridículo).

• Suiza es un país superpoblado en relación con su superficie habitable. Andar por los valles (un pueblo tras otro, tras otro) y los lagos está muy bien para conocer el país, pero vas a paso de tortuga. Ahora, haría una ruta combinando autopista y pasos de montaña y evitando los valles.

• Obras, mil obras que cortan una dirección al menos.

• Encontrar el paso de San Gotardo antiguo merece la pena, pero no está indicado. Hay que buscar el inicio entre las casas del puerto.

• Hemos pasado mucho más calor que frío, pero cada año debe ser distinto. Lamentablemente hay que llevar todo el surtido de ropa.

• Todos y cada uno de los paisajes han merecido la pena.

• Si en una vibrante clásica llevas un soporte para móvil, y en él un Iphone, es altamente probable que se le estropee la cámara. Me pasó.

• En esa época es sencillo encontrar alojamiento digno a un precio razonable.

• Los Alpes seguro que dan para un mes sin aburrirse. O una semana a lo largo de varios años. Chamonix, a finales de mayo, primeros de junio, es una gozada. Buenos servicios y poca gente. Merece la pena el tren cremallera a la pobre Mar de Glace que va camino de charco de glace. El funicular hasta la plataforma desde la que se ve el Montblanc, no lo cogimos por la niebla que había arriba.

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